Nuestras falleras siempre tienen ilusión de que llegue la cena de gala. Es una noche en la que se preparan de manera especial para lucir sus vestidos, peinados, todo lo necesario para estar impecables y poner de manifiesto la belleza de la que hacen gala, contrastando con su imagen diferente, en traje regional a la que nos acostumbran durante estos días. Es allí donde los padres se dan cuenta de que sus hijas ya no son niñas y que estas guapas chicas, son el objetivo de las miradas de cariño y de admiración de todos los asistentes (bueno de casi todos, ...).

Tras la cena empezó la fiesta, la comisión juvenil bien pudo haber pillado un resfriado (yo si lo hice) por razones que no vienen a cuento , y el baile puso el colofón a las noches de fiesta que hemos pasado estos días, si bien las peluquerías fueron marcando el ritmo para que nuestras falleras fueran abandonando el acto progresivamente, aunque algunas de ellas, no quisieron dejar pasar la oportunidad de presenciar en la madrugada, la despertá de la mano del incansable Nestor, y toda la comisión juvenil, que dicho sea de paso, está cogiendo el relevo en estas tareas.
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